El sábado pasado, la junta militar birmana anunció que el balance preliminar del terremoto registrado el viernes en el centro-norte del país ascendió a 1.644 muertos, más de 3.408 heridos y 139 personas desaparecidas. Estas cifras se dieron a conocer después de una evaluación inicial en algunas de las áreas más afectadas por el sismo.
El régimen militar, que controla Birmania desde el golpe de Estado de 2021, publicó los datos mediante un comunicado divulgado a través del canal de Telegram del servicio nacional de radio y televisión (MRTV). Horas antes, las autoridades ya habían informado de casi 700 fallecidos solo en la región de Mandalay, una de las zonas más castigadas por el desastre.
Min Aung Hlaing, jefe de la junta militar, visitó Mandalay ese mismo sábado. Durante su recorrido, las autoridades señalaron que aún estaban recopilando información sobre los daños y las víctimas. Además, recordaron que el epicentro del terremoto ocurrió a 10 kilómetros de profundidad entre las ciudades de Sagaing y Mandalay, cerca de esta última, la segunda ciudad más grande del país. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el sismo tuvo lugar exactamente a las 12:50 hora local (6:20 GMT) del viernes.
Respuesta oficial y advertencias internacionales
Como parte de su respuesta al desastre, la junta militar declaró el estado de emergencia en seis regiones clave: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naipyidó y Bago. Sin embargo, la situación en Birmania ya era crítica antes del terremoto debido a la inestabilidad política y económica generada tras el golpe de Estado de 2021. Los continuos enfrentamientos entre fuerzas armadas y grupos prodemocráticos complicaron aún más la distribución de ayuda humanitaria.
En una medida poco común, el régimen solicitó asistencia internacional tras declarar la emergencia. Por su parte, Tom Andrews, relator especial de Naciones Unidas para Birmania, alertó sobre el uso de la ayuda como «arma» por parte de la junta militar. Andrews instó a la comunidad internacional a canalizar la asistencia a través del Gobierno de Unidad Nacional, liderado por la oposición democrática, así como a través de organizaciones étnicas contrarias al Ejército.
El impacto del terremoto no se limitó a Birmania. En países vecinos como China, India y Tailandia también se sintió el sismo. En Bangkok, capital de Tailandia, el colapso de tres edificios en construcción provocó al menos nueve muertos y más de 100 desaparecidos.