A casi tres décadas del rescate de los 72 rehenes retenidos por el MRTA en la residencia del embajador de Japón, llega a las salas “Chavín de Huántar: el rescate del siglo”, película dirigida por Diego de León. El filme busca recrear la operación militar del 22 de abril de 1997, considerada una de las más recordadas en la historia reciente del país, aunque lo hace desde una mirada que privilegia la acción y el heroísmo de los comandos.
Un episodio histórico llevado al cine
El 22 de abril de 1997, un comando de 140 militares ingresó a la Embajada de Japón para rescatar a los 72 rehenes que permanecían cautivos desde diciembre de 1996. En la operación fallecieron un rehén, dos comandos y los 14 integrantes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). La acción, denominada Chavín de Huántar, fue catalogada internacionalmente como un operativo exitoso.
La cinta de Diego de León se centra en la preparación del rescate y en las relaciones personales de los protagonistas, interpretados por Rodrigo Sánchez Patiño y André Silva. A través de ellos, se muestra la tensión previa a la misión y el rol de las familias detrás de los militares.

Enfoque narrativo y comparación con otros rescates
El tratamiento cinematográfico de “Chavín de Huántar: el rescate del siglo” remite a otras producciones basadas en operaciones reales, como las películas sobre el rescate de Entebbe de 1976 en Uganda, liderado por el ejército israelí. En aquel caso, se han producido varias adaptaciones que exploran distintos ángulos del acontecimiento.
En el caso peruano, la película opta por un enfoque centrado en la acción militar y en la figura del héroe, sin profundizar en las motivaciones políticas ni en las consecuencias sociales del conflicto. Críticos han señalado que la representación del MRTA resulta poco verosímil y que la trama carece de una lectura más amplia sobre las causas de la violencia o el contexto político de la época.
La producción, clasificada dentro del cine histórico y de acción, se presenta como una narración lineal del rescate, aunque algunos analistas destacan la ausencia de un trabajo de investigación que sustente la afirmación “basada en hechos reales”.

