Un reciente estudio científico ha encendido las alarmas en la sociedad médica. Según una investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), las bolsitas filtrantes de té, un producto de uso cotidiano, pueden liberar millones de partículas nano y microplásticas (MNPL) en el organismo.
Específicamente, las bolsitas fabricadas con polipropileno liberan aproximadamente 1.200 millones de partículas por mililitro. Mientras que aquellas elaboradas con celulosa y nailon-6 generan 135 millones y 8,18 millones, respectivamente.
En ese sentido, el médico Mauricio León, director de la Liga Contra el Cáncer y presidente de la Sociedad Peruana de Oncología Quirúrgica y cirujano oncólogo de la Clínica Ricardo Palma, advirtió sobre los riesgos asociados a este producto.
“Estas partículas tienen la capacidad de acumularse en el organismo. Aunque aún estamos comprendiendo el impacto total en la salud que esto tiene, es fundamental tomar medidas inmediatas para reducir esta exposición”.
Además de los riesgos de salud asociados con la acumulación de MNPL en el cuerpo humano, este descubrimiento pone de relieve un problema ambiental significativo. Las partículas liberadas por las bolsitas de té no solo son ingeridas, sino que también representan una fuente de contaminación para el medio ambiente. Lo que agrava el alarmante problema global de los microplásticos.
Ante esta situación, algunos fabricantes han comenzado a explorar el uso de materiales biodegradables, como el ácido poliláctico (PLA), para reemplazar los polímeros plásticos.
León insistió en la necesidad de evaluar exhaustivamente estas opciones ya que el objetivo no es solo reducir los plásticos convencionales.
“Debemos garantizar que los nuevos materiales sean realmente seguros. La prevención no solo debe enfocarse en enfermedades como el cáncer, sino también en eliminar o reducir los riesgos que incrementan nuestra exposición a agentes tóxicos”, acotó.