En el marco del Día Internacional del Migrante, La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y La Cooperación Española, celebran las invaluables contribuciones de las personas migrantes al desarrollo económico, social y cultural en todo el mundo.
Perú no es ajeno a dicha contribución. A lo largo de su historia, el Perú se ha caracterizado por ser un país que ha dado acogida a poblaciones provenientes de África, China, Japón, España, y muy recientemente a cerca de 1.5 millones de ciudadanos venezolanos.
Las personas migrantes demuestran un espíritu de trabajo que trasciende fronteras, transformando no solo sus propias vidas, sino también el tejido social y económico de las comunidades que las acogen y las de origen. En ese contexto, las mujeres migrantes juegan un papel fundamental y su participación laboral contribuye significativamente al sustento de sus familias y al desarrollo integral de los países.
En cuanto al desarrollo económico, las personas migrantes han logrado convertirse en protagonistas en la creación de micro y pequeñas empresas, generando empleo y dinamizando sectores clave como servicios y comercio, aportando nuevas habilidades que complementan la fuerza laboral local.
Según CAVENPE (2021) la migración venezolana en Perú tuvo una contribución de US$88 millones al fisco, equivalente al 0.04% del PBI nacional. Además, de acuerdo al BCR el gasto realizado por los ciudadanos venezolanos habría contribuido en 0.33 puntos porcentuales al crecimiento del PBI en el 2018.
La migración no solo contribuye positivamente en la economía, sino que también enriquece las sociedades, a través del intercambio de conocimientos, perspectivas, expresiones culturales. Sumado a ello, fomenta la diversidad y la innovación. Los valiosos aportes que conllevan las personas migrantes en nuevas sociedades amplía las tradiciones, e invita a redefinir el concepto de comunidad.
Principales desafíos
La realidad de las personas migrantes actual revela desafíos críticos en materia de integración socioeconómica. Y es que más del 80% de personas migrantes trabajan sin contrato, y 29,6% ha sufrido de discriminación o xenofobia.
Estos obstáculos, entre otros, limitan sus derechos, así como su proceso de integración. La verdadera integración requiere políticas institucionales que transformen estas condiciones, mediante la regularización, formalización laboral, el reconocimiento de títulos y competencias laborales. Además de programas que promuevan la inclusión plena, convirtiendo a la migración en una oportunidad de desarrollo económico y social.
En este Día Internacional del Migrante, la OIT y la Cooperación Española reafirman su compromiso de trabajar junto a gobiernos, empleadores, trabajadores y otros actores clave para que “la migración sea un motor de desarrollo para los países de acogida y origen, basada en los principios de trabajo decente, igualdad y justicia social», concluye Gloria Zambrano, Coordinadora Nacional de Migración Laboral y Movilidad Humana en Perú de la OIT.