A la medianoche del jueves, Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, inscribió su candidatura para las elecciones del 4 de febrero. Goza de una arrolladora popularidad gracias a su ofensiva contra las pandillas, pero enfrenta cuestionamientos debido a su concentración de poder y dudas sobre la legalidad de su postulación. En esta nota de InfoPress te contamos todos los detalles.
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Bukele busca su reelección
Bajo fuertes medidas de seguridad, Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, se presentó con su compañero de fórmula, el vicepresidente Félix Ulloa, en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) en el oeste de San Salvador. Mientras tanto, decenas de seguidores coreaban «¡Nayib!» y «¡reelección!» como informaron periodistas de la AFP.
Bukele expresó por medio de un megáfono: «Estamos cambiando la imagen de El Salvador, y hemos cambiado de ser el país más inseguro del mundo al país más seguro del continente». Reconoció que aún quedan desafíos por delante, incluyendo la mejora de la salud, la educación, la creación de empleos y la construcción de infraestructura en los próximos cinco años.
Con 42 años y un enfoque hábil en las redes sociales, Bukele es el presidente más popular de América Latina, respaldado por el 90% de los salvadoreños, según una encuesta de la oenegé Latinobarómetro 2023. Su apoyo se basa en su plan de seguridad que ha tranquilizado a las comunidades aterrorizadas por las pandillas, aunque esto ha llevado a limitaciones en los derechos civiles debido al estado de excepción vigente en el país desde marzo de 2022.
Su popularidad actual sugiere que no tiene rivales fuertes en las elecciones. Según una encuesta de la Universidad Francisco Gavidia en agosto, Bukele tenía un 68.4% de intención de voto, mientras que el candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) tenía un 4.3% y el candidato del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN) tenía un 2.8%.
No obstante, en un país donde la reelección estuvo prohibida hasta la llegada de Bukele al poder, opositores, abogados y analistas consideran que su postulación es inconstitucional, habilitada por magistrados nombrados por un Congreso que él controla.
Cuestionamientos sobre la candidatura
La obtención de una supermayoría con aliados en el Congreso en 2021, que representa 67 de los 84 escaños, le brindó a Nayib Bukele la capacidad de destituir y reemplazar a cinco magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
En septiembre de ese mismo año, la nueva Sala realizó una interpretación de los artículos constitucionales que prohibían la reelección, lo que abrió el camino para que Bukele pudiera aspirar a un segundo mandato. Sin embargo, algunos críticos argumentan que no se deben priorizar los criterios de popularidad o encuestas por encima del texto constitucional, según Oscar Picardo, director de sondeos de la Universidad Francisco Gavidia.
A pesar de la falta de expresiones de descontento en las calles, hay ciudadanos como Manuel Cubías, un jubilado de 76 años, que lamentan la falta de consulta a la población en torno a estos cambios constitucionales.
Por otro lado, Omar Serrano, vicerrector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), considera que la decisión de postulación de Bukele confirma la percepción de que el Estado de Derecho se ha debilitado y que la voluntad del presidente prevalece por encima de la ley y la institucionalidad. Argumenta que Bukele cuenta con el respaldo de los tres poderes, la Fiscalía, la institucionalidad, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, además del apoyo de una mayoría social.
Ante las críticas, Bukele ha utilizado la ironía, refiriéndose a sí mismo como «el dictador más cool del mundo,» lo que demuestra su seguridad en su popularidad.