En el Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos participa en ensayos clínicos para la vacuna contra el VIH. A través de su centro especializado, el equipo de investigadores integra estudios orientados a evaluar la seguridad y la eficacia de nuevas vacunas dentro de una red científica internacional. Este trabajo forma parte de un proceso prolongado que incluye pruebas de laboratorio, seguimiento de voluntarios y análisis de datos. El objetivo central consiste en aportar evidencia científica para la prevención del virus de inmunodeficiencia humana.
Ensayos clínicos del VIH desarrollados en San Marcos
La Unidad de Ensayos Clínicos del Centro de Investigaciones Tecnológicas Biomédicas y Medioambientales gestiona los ensayos clínicos para la vacuna contra el VIH. Desde esta unidad, el equipo organiza los estudios biomédicos bajo protocolos estandarizados. Actualmente, el centro desarrolla un estudio orientado a evaluar una vacuna contra el VIH y cumple la función de laboratorio de referencia para una red mundial de investigación coordinada por la División de VIH del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
El centro también desarrolla investigaciones clínicas sobre otras enfermedades infecciosas, entre ellas Covid 19, viruela del mono, Zika, tuberculosis y hepatitis C. El personal realiza pruebas de detección y confirmación de VIH mediante métodos rápidos, moleculares y de carga viral. Estas evaluaciones permiten analizar de forma precisa a los participantes incluidos en los estudios.
Proceso y duración de los estudios de investigación biomédica
El proceso de los ensayos clínicos inicia con un tamizaje preliminar que permite verificar la idoneidad de los voluntarios. Luego, cada participante otorga su consentimiento voluntario e informado antes de la toma de muestras. Para determinar el estatus de VIH, el equipo aplica diversas pruebas, entre ellas pruebas rápidas, de antígenos y anticuerpos, confirmatorias, moleculares y de carga viral.
En entrevista con la Agencia Andina, la doctora Leonela Candia, médico patólogo de la unidad de ensayos clínicos, señaló que “estos ensayos clínicos lo que buscan es determinar primero que sea una vacuna segura para poder distribuirla a nivel mundial y segundo que además de segura sea efectiva”. Tras la recolección, el personal separa las muestras en plasma, suero o células polimorfonucleares. Posteriormente, estas son congeladas y enviadas a Estados Unidos para su evaluación inmunológica.
Un software especializado permite registrar la trazabilidad completa de cada muestra. El sistema consigna la recolección, el ingreso al laboratorio, el congelamiento y el procesamiento. Luego, los datos son analizados estadísticamente en el extranjero, donde se evalúa la efectividad clínica de la vacuna. Estos estudios demandan varios años, con una duración aproximada de dos años para las fases de seguridad y de cinco a seis años para las fases de eficacia.


