El Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), una sociedad de vida apostólica fundada en Perú en 1971, será disuelta de forma permanente por decisión del Papa Francisco, según confirmó InfoVaticana.
La noticia fue comunicada a más de un centenar de miembros del SCV durante su Asamblea General en Aparecida, Brasil, por el cardenal Gianfranco Ghirlanda, especialista en derecho canónico. Esta decisión responde a la inmoralidad de su fundador, Luis Fernando Figari, y a la determinación de que el SCV carece de un carisma fundacional legítimo, lo que invalida su existencia como institución eclesial.
Un proceso de años
La disolución llega tras casi una década de investigaciones, iniciadas en 2016 cuando el Vaticano designó al cardenal Joseph Tobin como delegado para supervisar al SCV. En 2017, el SCV publicó un informe que identificó a Figari, Germán Doig (fallecido en 2001) y otros exmiembros como responsables de abusos dentro de la comunidad.
Desde entonces, varios comisarios apostólicos han trabajado en un proceso de reforma. En 2018, el Papa aprobó cambios estructurales, pero la comunidad continuó enfrentando cuestionamientos. En 2023, el Vaticano envió una misión especial a Lima liderada por el arzobispo Charles J. Scicluna y Mons. Jordi Bertomeu, quienes expulsaron a varios miembros acusados, incluido el exarzobispo de Piura, José Antonio Eguren.
Reacciones al decreto
El decreto de disolución también nombra al sacerdote español Jordi Bertomeu como comisario responsable del proceso de cierre del SCV. Según fuentes, los miembros del SCV esperaban finalizar la Asamblea General con nuevas elecciones, pero la noticia del cierre cambió drásticamente el panorama.
El periodista Alejandro Bermúdez, uno de los expulsados, calificó la decisión de «injusticia» y señaló a Bertomeu como responsable de influir negativamente en la percepción del Papa. Bermúdez afirmó que continuará investigando al sacerdote y al actual Nuncio en Perú.
Fin de una etapa controvertida
El cierre del SCV marca el fin de una comunidad que ha enfrentado serios cuestionamientos desde la publicación del libro Mitad Monjes, Mitad Soldados, que reveló abusos cometidos por sus líderes. El Vaticano, al declarar la inexistencia de un carisma fundacional legítimo, busca cerrar un capítulo polémico en la Iglesia Católica peruana.
El proceso de disolución será liderado por el sacerdote Bertomeu, quien deberá garantizar que se cumplan las disposiciones del Papa y que los bienes de la comunidad sean administrados conforme a las normas eclesiásticas.